martes, 5 de febrero de 2013

EL MITO DE PROMETEO



“Ya casi llega el día en que el hombre debía mostrarse a la luz del sol y aparecer sobre la tierra y Prometeo no sabía aún  que hacer para dar al hombre los medios de conservarse.  Y esto fue lo que hizo: robó a Hefestos y Atenea el secreto de la técnica y el fuego y se lo dio al hombre y con esto el hombre pudo protegerse del frio y además pudo construir herramientas. Pero las técnicas que poseían eran insuficientes para defenderse de los animales, porque todavía les faltaba un conocimiento muy importante: el arte de vivir en sociedad. Creyeron que era indispensable reunirse para su mutua conservación creando ciudades. Pero apenas estuvieron reunidos, se causaron los unos a los otros muchos males porque todavía no tenían idea de la política, que es ese arte de vivir en sociedad. Así que se separaron otra vez y de nuevo estuvieron expuestos a la furia de los animales salvajes. Zeus, el rey de todos los dioses, sintió compasión y temió que la raza humana se exterminara; entonces envió a unos de sus sirvientes para que les diera el don de la Justicia y del respeto, a fin de que construyesen sus ciudades y estrechasen los lazos de amistad. El sirviente preguntó a Zeus si debía darle estos dones sólo a algunos hombres o a todos; y Zeus le respondió que a todos. Es necesario que todos los hombres tengan estas cualidades, pues sin ellas jamás habrá ni sociedades ni poblaciones. Será ley para todos que quien no muestre las cualidades del respeto y la justicia sea excluido de la sociedad como una peste” (Tomado de Acosta Fabián, El Universo de la Política, Bogotá, de La Salle, 1995)

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