jueves, 4 de abril de 2013

SENTENCIA DE LORD ACTON


Lord Acton es conocido por su relampagueante sentencia: “El poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”. Vivió en Inglaterra de 1834 a 1902 destacando como historiador y pensador político emblemático del movimiento católico liberal. Fue profesor en la Universidad de Cambridge y escribió numerosos artículos, algunos de ellos reunidos en su “Historia de la libertad”. Su nombre completo es John Emerich Edward Dalberg-Acton. Es sin duda uno de los maestros del intelectual y teólogo norteamericano Michael Novak.
Su misión fue construir puentes entre el catolicismo y el liberalismo, un trabajo complicado en el siglo XIX y en el siglo XXI.
Así por ejemplo colocó a Jesús entre los precursores de la libertad, pues cuando el Nazareno dijo que había que “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” le puso límites al poder civil, repudió el absolutismo y marcó el comienzo de la libertad. El César ya no era absoluto pues no le competían los asuntos del Reino de Dios. Jesús en fin, según Lord Acton redujo la autoridad política dentro de límites bien definidos, lo cual es un anhelo de los liberales.
También destacó el papel de los atenienses quienes según el construyeron en la Antigüedad la única democracia que prosperó así como la contribución de los estoicos y su doctrina de igualdad, fraternidad y humanidad que les permitió defender los derechos del individuo ante la autoridad pública. Sin embargo sostuvo que en la democracia antigua la libertad estaba atada con esclavitud.
Según Acton por nacimiento todos los seres humanos son libres y la libertad no es un medio sino el fin del gobierno. Por lo demás escribió: “Amigos sinceros de la libertad ha habido pocos en todas las épocas”.
Este intelectual de la Inglaterra victoriana afirmó que las amenazas hacia la libertad pueden venir de la autoridad, de la opinión, de las costumbre e incluso de la mayoría. Para el “la idea de libertad es la unidad, la única unidad de la historia del mundo y el principal concepto de una filosofía de la historia”. En sus escritos se adivinan lecturas de Santo Tomás de Aquino y de John Locke, el fundador del liberalismo político.
Aunque fue parlamentario y confidente del liberal Primer Ministro William Gladstone, siempre desconfió del poder.
Su hostilidad hacia el poder tiene una base moralista. Desde su punto de vista el poder en general es malo, corrompe y el poder absoluto es lo peor y corrompe absolutamente. El absolutismo es negativo no sólo porque anula la libertad, sino porque es fuente ilimitada de corrupción.
Su ensayo sobre la libertad en el cristianismo termina con las siguientes palabras: “Y porque la luz que nos ha guiado está aún sin apagar y las causas que nos han llevado tan lejos en la nave de las naciones libres no ha perdido aún su poder, la historia del futuro está escrita en el pasado, y lo que ha sido es lo que será”.
Lord Acton fue un católico defensor de la igualdad, la fraternidad y sobre todo de la libertad. En fin un católico liberal.